domingo, 25 de noviembre de 2012

Kirchnerismo y Totalitarismo

Hace tiempo que trato de entender a nuestros circunstanciales gobernantes. Frecuentemente después de verlos y escucharlos por la televisión me hago la misma pregunta : ¿ son o se hacen?, ¿realmente creen lo que están diciendo o solo son discursos para engañar?

Tuve la buena fortuna de que cayera en mis manos el ultimo libro de Sebreli, "El malestar de la política", que me ayudo a aclarar los tantos. Me di cuenta, leyendo el capitulo dedicado a Carl Schmitt, que el problema era que yo trataba de comprender a unos políticos que piensan y actúan con otra lógica. A pesar de que todos suponemos que todos los que actúan en política, y muy especialmente quienes están en funciones de gobierno y accedieron  a el mediante elecciones democráticas, son demócratas, esto no necesariamente debe ser así.

Al leer las ideas de Schmitt, y suponer que pueden estar muy cerca de lo que piensan realmente quienes nos gobiernan en este momento, rápidamente todo empieza a tener sentido, cada "ficha" encaja perfectamente en su lugar.

Para empezar, hay un consenso amplio a la hora de caracterizar al Kirchnerismo como autoritario. Sigamos con que hay una reivindicacion de la violencia guerrillera de los ´70, con ex miembros de los "Montoneros" participando del actual gobierno (grupo caracterizado como fascista por Pablo Giussani  en su clásico " Montoneros - La soberbia armada"). Y cerremos esta introducción señalando que Schmitt fue un pensador comprometido con el nazismo.

Creo que Cristina K ,  al igual que Schmitt, desprecia a la democracia. Al igual que él ansía una dictadura aggiornada (Hace días una de sus portavoces proclamaba sin asomo de vergüenza o pudor : "Cristina eterna". Y convengamos que dice mucho del estado de nuestra sociedad que esas declaraciones no hayan sido motivo de masivas demostraciones de repudio o reprobacion).Sebreli nos enseña que "Los tres conceptos fundamentales de la doctrina schmittiana son la dicotomía amigo-enemigo, el decisionismo y la supremacía de la legitimidad sobre la legalidad".

Sobre el primer punto no hay demasiado para agregar: hace mucho que se habla en los medios acerca del enfrentamiento y la division que el kirchnerismo genera en la sociedad, con su insistencia en que los que no los apoyan son traidores y otros calificativos igualmente inapropiados y desmesurados. En palabras de Sebreli, creo que para el partido en el gobierno (Y en este momento recuerdo que hace poco Jorge Lanata en un editorial comentaba justamente que el gobierno parece estar en guerra) : "La política estaba signada por la distinción, con resonancia bélica, entre amigos y enemigos; este enfrentamiento no tenia explicacion racional,...se trataba de un conflicto ´existencial´ con el otro, el diferente".

El Estado kirchnerista se parece mucho al schmittiano. Al igual que el, aparece una dirigente que parece tener un poder soberano, independiente, eterno y con capacidad y derecho a avasallar a todos los demás poderes fuera del ejecutivo. " Contra el liberalismo y el parlamentarismo propugna una dictadura plebiscitada ( "Tengo el 54% de los votos") cuya característica esencial es la ´decision´, la voluntad sin hesitaciones ni impedimentos legales para tomar medidas en los momentos de excepción, aunque estos se conviertan, al fin , en permanentes". Así podemos entender todas las acciones dirigidas a domesticar al Poder Judicial, nuevamente todo adquiere un orden, las fichas encajan perfectamente, todo tiene su lógica y su sentido.

Finalmente veamos la discusión legalidad-legitimidad. Con el arsenal teórico de Schmitt podemos entender finalmente la ligereza con que este gobierno y sus acólitos tratan el tema de la reforma de la Constitución. Al comprender que para su forma de pensar la legalidad no es un valor, reformar la Constitución así sea todos los años, pasa a ser una cuestión secundaria, una rutina. Dice el autor respecto a las ideas de Schmitt: "La legalidad-normas racionales y abstractas de la democracia liberal- no tenia por que preceder a la legitimidad, mas bien era su consecuencia;  la dictadura creaba sus propias leyes  y su propio derecho, un ´derecho de situacion´. No existían preceptos jurídicos  universalmente validos, todos estaban dictados ´por la situación política e histórica del momento´". Ahora puedo comprender mejor el frecuente (y peligroso, agregaría) uso que se le esta dando en los discursos oficiales al termino ´legitimidad´. También puedo entender desde otro lugar el horror provocado en las esferas del Poder por todo lo relacionado con las decisiones que se toman en los tribunales de EE.UU en relación a los pagos de la Deuda: Se trata de un Poder que se le escapa, que no puede ser manipulado por el Caudillo, se trata de una afrenta al narcisimo presidencial, de una amenaza mortal.

Creo que la presidenta y sus generales , en sus ¨guerras´, nos van  a llevar a sucesivas derrotas o a lo sumo a victorias pirricas. Probablemente su comando en jefe o estado mayor crea realmente que esta combatiendo contra un diabólico enemigo de proporciones mundiales; tal vez sientan realmente que su gobierno esta desarrollando una gesta heroica (les gusta calificar a sus medidas como ´historicas´, anticipándose y queriendo ocupar también el lugar de la posteridad).

Me parece que en esta ´guerra´ de la burocracia gobernante contra la población, los ciudadanos comunes tenemos al menos un objetivo de mínima a defender : los Medios de Comunicacion. Con todos sus defectos , con todos los peligros que implica su oligopolizacion, creo que son la ultima barrera frente a la dictadura plebiscitada que acecha en el horizonte cercano.








miércoles, 14 de marzo de 2012

UN PAIS CON BUENA GENTE

 Creo que la frase del titulo, con la que nos están bombardeando desde los medios, es peligrosa. Me parece que esta inscripta (junto a otras “movidas” como reflotar en este momento la cuestión Malvinas) en una estrategia que apunta a instalar algún tipo de nacionalismo en la cabeza de la  gente.  Peligrosa porque implica diferenciar innecesariamente a  los “de adentro”  de los  “de afuera":  si es necesario decir  que nosotros somos buena gente, es porque los otros no lo son.                                                                                                                                                                        Y están dadas las condiciones para un socialismo nacional… o un nacional socialismo.
Ya esta el sentimiento de humillación de las clases medias; ya están los ejércitos de pobres organizados y entrenados para marchar sobre las ciudades (por ahora solo con palos y encapuchados), en perfectas formaciones dirigidos por sus comandantes (por ahora solo “dirigentes sociales”); ya tenemos una oposición temerosa, incapaz, pusilánime, que no tiene ninguna posibilidad de acceder al poder; ya tenemos una generalizada y creciente sensación de incomodidad con la presencia de vecinos bolivianos, chinos y africanos; ya tenemos un poderoso y  efectivo sistema judicial manejado por el ejecutivo; ya tenemos fuerzas de seguridad históricamente racistas; ya tenemos grandes grupos económicos acostumbrados  a acomodarse y hacer negocios con el gobierno de turno, sin importar su signo ideológico. Un punto en el que coincidirán    los poderes económicos con el poder político, y que permitirá la implantación de una dictadura, será la necesidad de controlar a la población : los malos manejos de la economía nos llevaran a una situación de mas miseria , y el recuerdo de los saqueos es inquietante.  El miedo es un poderoso aglutinador.
Y sobre todo estamos por tener consolidado a un grupo con hambre de poder, sed de revancha, fanáticos, bien organizados, violentos , con ideas viejas pero con la fuerza nueva de la juventud. Un pequeño grupo con un jefe, un líder, un conductor. Un grupo que a través de la democracia nos llevara como ovejas hacia el totalitarismo.
¿Qué hacer? Probablemente la maquinaria puesta  en marcha ya sea imparable. Es solo cuestión de tiempo, de muy pocos años de gestación: el huevo de la serpiente ya esta entre nosotros.
Creo que, aunque perdida de antemano, la batalla hay que darla. También creo,  que con todas  sus limitaciones, intereses particulares o sesgo ideológico,  es la prensa la única en condiciones de hacerlo.  También creo que ya que los partidos políticos son inoperantes, los intelectuales mas lucidos deberían proclamarse incesantemente sobre el curso de  los acontecimientos. Insisto, ya es una guerra perdida. Pero se debe participar por una cuestión de dignidad.